Howard Gardner (1983), el
autor de la Teoría de las Inteligencias Múltiples, define a la
Inteligencia Musical como la habilidad de pensar
en términos de sonidos ritmos y melodías; la producción de tonos y
el reconocimiento y la creación de sonidos.
Bárbara Marcela (2009),
es la capacidad de percibir, discriminar, transformar y expresar las
formas musicales. Ésta inteligencia incluye la sensibilidad al
ritmo, el tono, la melodía, el timbre o el color tonal de una pieza
musical.
La
inteligencia musical es la habilidad para apreciar, discriminar,
transformar y expresar las formas musicales,
así como para ser sensible al ritmo, al tono y al timbre. Algunos de
sus sistemas simbólicos son
las notaciones musicales y el código
Morse.
Según
Gardner, la inteligencia musical se puede manifestar muy
tempranamente, antes de recibir ningún
tipo de instrucción, aunque
es necesario el esfuerzo y la constancia en el ámbito familiar y el
escolar para
desarrollarla.
Cuando los bebés balbucean, muchas veces están
produciendo
patrones musicales que repiten los cantos
que escuchan en su
entorno.
Howard Gardner afirma en su obra Estructura de
la mente
(1983) que cualquier individuo normal que haya
escuchado desde
pequeño música con cierta frecuencia puede
manipular el tono, el
ritmo y el timbre para participar con cierta soltura
en actividades
musicales, incluyendo la composición, el canto o, incluso, tocar
algún instrumento.
La Inteligencia Musical no sólo es la habilidad de componer e interpretar piezas musicales, también es la capacidad para escuchar y para juzgar, y en este sentido, guarda relación con otras inteligencias como la Lingüística, la Espacial y la Corporal-Cinética. Con la Inteligencia Lingüística, porque requiere un cierto desarrollo lingüístico, al demandar del individuo una habilidad para retener estructuras lingüísticas y asimilarlas en sus realizaciones fonéticas. Con la Inteligencia Espacial, porque se necesita contar con una buena percepción de la información sonora para identificar la extensión de los ritmos, cadencias, silencios o volúmenes. Y por último, con la Inteligencia Corporal-Cinética, porque la Inteligencia Musical comprende el desarrollo motriz necesario, por ejemplo, para la práctica con los instrumentos musicales.
Cabe señalar que las personas con discapacidad mental tienen una sensibilidad especial hacia la música, y que algunos alumnos pueden tener lesiones que les impidan hablar, por ejemplo, pero pueden tener una gran capacidad para cantar o seguir un ritmo, por lo que, como docentes, podemos trabajar la Inteligencia Musical con alumnos que presenten Necesidades Educativas Especiales.
La Inteligencia Musical no sólo es la habilidad de componer e interpretar piezas musicales, también es la capacidad para escuchar y para juzgar, y en este sentido, guarda relación con otras inteligencias como la Lingüística, la Espacial y la Corporal-Cinética. Con la Inteligencia Lingüística, porque requiere un cierto desarrollo lingüístico, al demandar del individuo una habilidad para retener estructuras lingüísticas y asimilarlas en sus realizaciones fonéticas. Con la Inteligencia Espacial, porque se necesita contar con una buena percepción de la información sonora para identificar la extensión de los ritmos, cadencias, silencios o volúmenes. Y por último, con la Inteligencia Corporal-Cinética, porque la Inteligencia Musical comprende el desarrollo motriz necesario, por ejemplo, para la práctica con los instrumentos musicales.
Cabe señalar que las personas con discapacidad mental tienen una sensibilidad especial hacia la música, y que algunos alumnos pueden tener lesiones que les impidan hablar, por ejemplo, pero pueden tener una gran capacidad para cantar o seguir un ritmo, por lo que, como docentes, podemos trabajar la Inteligencia Musical con alumnos que presenten Necesidades Educativas Especiales.